
Levantarme todo lo tarde que me fuera posible, o quizás no levantarme, pero siempre a tu lado, contigo. O despertarme algo más decidido, un poco más valiente que de costumbre (es un día medio real y medio fantasía, como un sueño), y caminar las pocas calles que me separan de tu casa. Escribir un poema en el que cada verso termine con dos pequeñas y hermosas palabras que hace mucho no te digo, y gritarlas a pleno pulmón hasta que te asomes a la ventana... o hasta que lo hagan tus vecinos. Secuestrarte y enseñarte el plural de la primera persona, pero siempre conmigo. Decirte que no tengo mucho dinero, pero que me sobran sueños, alma y corazón. Desnudarte en el mismo sitio y en el mismo momento en que te encuentre. Llevarte a aquel lugar que imaginé para ti y en que debimos haber hecho el amor por primera vez y no lo hicimos. Hacerlo ahora. Abrazarte y acariciarte como hace siglos sueño, diciéndote todo eso que normalmente no te digo porque ya lo sabes de memoria o porque tengo miedo de acabar siendo el protagonista mismo de uno de mis cuentos.
Llorar, todo lo que me apetezca, pero tristeza, dolor ni vergüenza. Inventar mi mejor argumento de veinticuatro horas. Escribir, corregir y tal vez publicar que los meses deberían ser amigos que construyen y no enemigos que hacen mella, que he comprado toalla nueva y está en mi casa esperando impaciente para secarte, que el corazón no se clausurará más por dejadez o abandono, que extrañar y añorar y anhelar el amor no es un crimen, aunque a veces lo parezca. Escribirte a mano una carta de varios folios y mandarla por correo, como antiguamente. Besarte. Ir corriendo a abrazarte de nuevo como si hiciese siglos que no lo hiciera Volver de inmediato. Y besarte otra vez.
Tal día no será nunca un día. Quizás como mucho, consiga semejarse a instantes dispersos e inconexos que nadie contempla, pero que alguien consiguió hilvanar, reunir y pegar. Mañana, algunos disfraces y máscaras reemplazarán a las alegrías y las pasiones, y los relojes comenzarán de nuevo a andar. Llegará otra luna nueva. Y yo quizás nunca habré escrito este día sin tiempo...
Juanma - 6 - Julio - 2011