Diario de un
náufrago:
Día 16 de
Julio:
“Me llamó Ricardo y estoy encerrado en el cuarto de
baño de mi casa. No sé cómo relatar mi absurda situación sin que se tome a
guasa. Es complicado. Escribo estas notas con un lápiz de ojos de mi mujer en
un rollo de papel higiénico. Al menos podré reírme de la experiencia cuando, ya
fuera de aquí, vuelva a leerla. ¿Cómo he llegado a esta situación? Voy a
contarlo…
“El día 31
de Junio llegué a casa del trabajo con un mes de vacaciones por delante. Hemos
comprado un chalet nuevo en el que pensamos vivir a partir de este verano;
hogar en el que me encuentro ahora cautivo. El 1 de Julio nos marchamos, como
tanta otra gente, hacia un lugar de playa en la costa en busca de un merecido
descanso tras tantos meses de trabajo. Dejamos a albañiles, carpinteros,
electricistas, pintores, escayolistas, fontaneros y cerrajeros dando los
últimos retoques a la vivienda. Mi amigo Javier prometió cuidarse de supervisar
el fin de las obras, así como de ocuparse de la mudanza de los muebles y el
riego de las plantas a las que Marta, mi mujer, adora con pasión, hasta el día
15, día en el que yo regresaría para ocuparme durante la siguiente quincena de
poner el resto a punto. Marta se ha quedado de vacaciones en la playa con unos
parientes hasta el 1 de Agosto, día en que regresará y día en el que yo
intentaré que todo se encuentre listo para poder instalarnos definitivamente en
nuestro hogar dulce hogar.
“Ayer volví
a casa y, para mi grata sorpresa, me encontré con todo ya terminado. Desde
luego, la eficiencia de mi amigo es mayor de la que yo había imaginado. Sin
duda ha realizado un espléndido trabajo. Recorrí y revisé toda la casa
maravillado ante el magnífico aspecto que presentaba y, a continuación, abrí
las maletas y coloqué la ropa sobre la cama. Estaba agotado tras el largo
viaje, con lo que sólo soñaba con una larga, merecida y soberana ducha.
“Finalizado
el aseo, me disponía a salir del cuarto del baño cuando al girar del pomo de la
puerta e intentar abrir, comprobé que no se movía. Me cercioré de que estaba
instalado del lado correcto y de que presionaba en la dirección adecuada, pero
el mecanismo siguió sin obedecer. Comprobé que el seguro no estaba echado, pero
aun así la puerta no hacía el menor intento de obedecer y abrirse. Lo intenté
en vano en consiguientes ocasiones hasta que me invadió una rabia sorda y,
perdiendo la calma, tiré del asidor varias veces pretendiendo forzarlo, pero el
agarrador no giró ni un solo milímetro pese a la brusquedad de mis tirones. El
mecanismo se había atascado por completo. Ya hablaría de ello con Javier en
cuanto saliera por no haber supervisado el correcto funcionamiento de las
puertas.
“El tirador
parecía extremadamente sólido, y se introducía en la puerta rodeado por un aro
de metal; no había embellecedores ni tornillos a la vista, por lo que sería
preciso romperlo del todo ante la imposibilidad de desatornillarlo. Lo intenté
con unas tijeras que encontré en el botiquín y que suponían el objeto más
contundente del que disponía allí dentro. Pero tras más de una hora de arduo
trabajo y después de doblar ambas hojas de la tijera, comprendí que jamás lo
conseguiría mediante aquel primitivo sistema. En un acceso de furia golpeé el
pomo con la báscula del baño con tan mala suerte que la hice añicos sin apenas
arañar la superficie del tirador. Me senté en el retrete intentando
tranquilizarme y dispuesto a buscar una solución lógica y viable, que seguro
que con la paciencia y serenidad necesarias encontraría. Pensé que tal vez
lograría desencajar la puerta, pero por algún misterioso nuevo mecanismo las
bisagras no estaban a la vista, debiendo estar escondidas en el interior desde
donde, sin duda, desempeñarían de igual modo su función.
“Desesperado me levanté y golpeé repetidamente la puerta con el hombro y
a patadas intentando forzarla o derribarla. Pero al poco caí en la cuenta de
que abría hacía dentro, con lo que golpearla desde el interior era del todo
inútil y una absurda pérdida de tiempo y energía. Tampoco tenía ningún objeto
que utilizar como palanca, aunque creo que tampoco hubiera servido de mucho ya
que las ranuras eran tan delgadas que apenas hubiera podido introducir algo
entre ellas.
“Para colmo
recordé que al elegir los sistemas de seguridad para la casa, había decidido
poner alarma en todas las ventanas, puerta exterior blindada y puertas
interiores especiales a prueba de ruidos y con cortina metálica antiincendios
en toda la casa. Estaba atrapado. Comprendí que había caído en mi propia trampa
y que, por mí mismo, no tenía posibilidad alguna de salir de aquí dentro.
También era del todo inútil gritar o intentar hacer ruido ya que la casa se
asentaba en una zona residencial de reciente construcción y mi chalet era el
primero en habitarse, por lo que en toda la zona no había nadie que pudiera
escuchar mi llamada por mucho jaleo y ruido que organizase.
“Así las
cosas, mi única esperanza residía en que mi amigo Javier no se olvidara de
regar las plantas y regresara pronto a casa, o que Marta me llamase y
preocupada porque no contestara a sus llamadas, avisara a alguien o decidiera
ella misma regresar por su cuenta antes de tiempo. Nadie más sabe que estoy
aquí y en la oficina, por supuesto, no me esperan hasta el 1 de Agosto.
“Estoy
agotado. Voy a intentar dormir un rato. No sé qué hora es ya que me he dejado
el reloj en la mesita de la habitación y no dispongo de ninguna radio o
transistor aquí dentro. El baño es interior por lo que no dispone de ventana
alguna con la que hacerme una mínima referencia de qué hora aproximada será en
el exterior. Ya he perdido la noción del tiempo y eso que creo que no llevo
aquí ni siquiera un día completo. El interruptor de la luz está fuera y no
puedo apagarla, así que para dormir y poder hacerme también una referencia
imaginaria del ciclo noche día, no me queda otro remedio que aflojar o quitar
la bombilla.
“Mi
estancia aquí se antoja complicada. Sólo espero que no dure demasiado.
Día 17 de Julio
“He decidido imponerme un horario, imaginario, claro
está, y hacer un inventario del material del que dispongo.
“En el primero he confeccionado una pequeña
lista en la que me he autoimpuesto una hora, aproximada por supuesto, de
ejercicio diario, una ducha, un afeitado, un cepillado de dientes, aunque no
haya mucho que limpiar, y un rato de trabajo en este diario para mantener así
la frescura y agilidad mentales.
“En el
segundo, aparte de los objetos indispensables en un botiquín, tales como
algodón, antisépticos, alcohol, tiritas, vendas, tijeras, agua oxigenada…, he
apuntado aspirinas y un sinfín de pomadas, pastillas y cápsulas y píldoras de
todas las formas, tamaños y colores imaginables. En el armario he encontrado
pasta dentífrica, cepillos de dientes, un tubo de vitamina C efervescente,
leche de belleza corporal, compresas, papel higiénico, una caja de polvos de
talco (no mágicos, por desgracia), colonia, perfumes, loción para después del
afeitado, espuma de afeitar, cepillos, peines, bastoncillos para los oídos,
pinzas, champú, gel para el baño, desodorante, esponjas, crema de zanahoria
para el cutis, pomadas de lanolina, crema vitaminada para las manos, loción
proteínica, barras de labios y lápices de ojos, pintauñas y maquillaje.
“Poco más.
Esta es mi isla y estos los restos de mi naufragio. Por lo demás, tengo un
hambre atroz y si Javier tarda mucho en volver tendré que echar mano de toda
esa cantidad de proteínas y vitaminas de los productos mencionados; sin duda
alguna todo ello tiene que ser por fuerza alimenticio. Pero mi supervivencia no
me preocupa. Como mucho tendría que pasar aquí dos semanas y un cuerpo humano
es capaz de soportar ese tiempo, y aún más si fuera necesario, sin alimento;
proezas mayores se han conseguido. Otra cosa sería la ausencia de agua pero,
afortunadamente, dispongo de todo el líquido elemento del mundo en mi isla.
“He de
intentar hacer una vida ordenada y racional.
*
* *
“El hambre me devora por momentos. ¿Por qué no habré
podido quedarme encerrado en la cocina? Allí tendría galletas, latas de
conserva, patatas, huevos, legumbres, fruta… y una buena ventana desde la que
pedir auxilio.
“Al menos
aquí dispongo de una buena dosis de alcohol si quiero pillar una buena
borrachera. Ni siquiera soy capaz de hacer un chiste en condiciones. Ya sé que
este alcohol no es apto para el consumo…
“El
que no se consuela es porque no quiere,
a falta de pan buenas son tortas, Dios aprieta pero no ahoga…
“El
refranero popular tiene respuesta para todo.
Día 18 de Julio
“He tomado una aspirina ya que me dolía
insufriblemente la cabeza. Debe de ser la adaptación al medio, a este nuevo
entorno. He vuelto a intentar forcejear con la puerta, pero sin resultado
favorable. No sé porque me he permitido derrochar más energías; sabía de sobra
que el esfuerzo sería en vano. Debe tratarse de eso que llamamos instinto de
supervivencia… o quizás que los humanos somos los seres más cabezotas del mundo
y no nos resignamos a darnos por vencidos aún a sabiendas de que la partida esté
ya perdida de antemano.
* * *
“Esta noche
he soñado con Robinson Crusoe. ¿Por qué no? La similitud es más que notable.
Día 19 de Julio
“He perdido parte del optimismo y esperanza que albergaba.
Javier ha debido de venir a regar las plantas, pero me encontraba adormilado y
cuando me he percatado de ruidos en el exterior, él había encendido el equipo
estereofónico del salón a todo volumen, así que han sido inútiles todos mis
gritos y esfuerzos por llamar la atención. No me explico cómo no se ha dado
cuenta de que la luz del cuarto de baño estaba encendida. Quizás ni siquiera ha
mirado en esta dirección. Me encontraba maldiciendo y lloriqueando mis
desgracias cuando he caído en la cuenta de que la música había cesado y la
puerta se la calle se ha cerrado de un golpe antes de que me diera tiempo a
llamar a mi amigo.
“Así que
Javier se ha ido sin enterarse siquiera de que yo estaba aquí. Pero eso no es
todo. Ojalá todos mis males quedasen ahí. Un rato después he abierto el grifo
del lavabo para llenar un vaso de agua y… nada. Imaginaos mi estupor al
comprobar que no salía ni una sola gota. El muy idiota ha debido de cerrar la
llave general de paso después de regar las plantas…
“Debería
haber previsto una situación similar, debería haber imaginado todas las
situaciones posibles, haber estado preparado ante cualquier emergencia o
contingencia. Tendría que haber llenado la bañera o el lavabo de agua por si
acaso, asegurando así mi supervivencia. Pero no. Estaba muy ocupado redactando
estúpidos inventarios y haciendo flexiones en lugar de intentar pensar en
imprevistos. Aunque de todos modos, ¿alguien hubiera podido imaginar algo
parecido? En fin… al menos aún dispongo de unos cuantos litros acumulados en la
cisterna.
“Suficientes espero…
* * *
“He notado
que he adelgazado un poco, hecho en el que no había reparado hasta hace un
momento. ¿Vine ya más delgado de la playa o verdaderamente estoy empezando a
perder peso? Probaré a tomar un poco de crema de zanahorias para el cutis. Mi
estómago pide alimento a gritos y no creo que en estas circunstancias vaya a
protestar por ello. Ni a diferenciar cualquier potingue del caviar.
“La comida,
aunque algo insulsa, parece haberme sentado bien. Al menos no he notado ningún
síntoma perjudicial.
Día 20 de Julio
“O eso creo. Ya os he dicho que no tengo reloj,
ventana ni cualquier otra manera de tener una referencia del paso del tiempo,
así que mis cálculos de los días son mentales… y supongo que más o menos
acertados o equivocados.
“Tengo una
noticia nueva. Hace un rato ha entrado una inquieta y vivaz cucaracha por la
pequeña rendija de debajo de la puerta. Ha escudriñado toda la estancia y
después intentaba volver sobre sus pasos y marcharse, pero lo he impedido
colocando encima de ella un vaso boca abajo.
“Ahora ya
estamos todos. La isla desierta, Robinson Crusoe y mi fiel Viernes.
“Un dato
curioso. Si en verdad hoy es 20 de Julio, es viernes.
Día 21 de Julio
“Le he dado un pequeño trago a la botellita de
alcohol para ver si me podía devolver, al menos en parte, la euforia perdida.
Pero he tenido que escupirlo…
“Al poco he
caído en una circunstancia un tanto extraña o anómala. El teléfono no ha sonado
ni una sola vez durante todos estos días de encierro. Eso quiere decir que
Marta no se ha acordado demasiado de mí. Debe de estar pasándolo de maravilla
en el mundo abierto.
“Aunque
quizás el teléfono no funcione… o tal vez la línea telefónica…
“El que no
se consuela, sin duda, es porque no quiere…
Día 22 de Julio
“Dicen que el hombre es el animal más inteligente de
la creación. Siempre dudé de tal afirmación. Pero en mi caso queda comprobado
que es totalmente falsa. Lo juro y lo rebato con quien quiera.
“Esta
mañana me he levantado con náuseas en el estómago y he vomitado. Más que
vomitar, he dado unas cuantas arcadas. Supongo que a mi cuerpo le quedaba ya
más bien poco de la suculenta cena de anoche. Pero aquí viene lo bueno;
instintivamente he tirado de la cadena, desperdiciando así la preciosísima
cantidad de agua que aún conservaba para mi supervivencia.
“Después me
he dado cabezazos contra la pared durante un cuarto de hora más o menos. Tengo
la frente hinchada y amoratada. Pero el dolor era lo que menos me importaba.
Ahora siento un dolor aún más agudo que me lacera el corazón. Empiezo por
primera vez a temer en verdad por mi vida…
“Soy un
estúpido, un perfecto ESTÚPIDO con mayúsculas…
* * *
“He
ingerido la mitad del tubo de pasta dentífrica y casi todo el bote de loción
proteínica. Estaban buenos, aunque al pronto he empezado a sentir unos agudos
retortijones en el vientre. He tenido que defecar en el bidé. No quería hacerlo
en el wáter en previsión de que, como último recurso, tenga que llegar a utilizar
el agua estancada de ese sucio agujero. Me duele el estómago. Seguramente
nuestra raza no está habituada a ciertos alimentos típicos de esta isla. Lo que
daría por un pequeño trozo de pan…
Día 23 de Julio
“El tiempo parece haber empeorado de manera brusca.
Se avecina una tormenta tropical…
“He
desayunado leche corporal y el resto de loción proteínica. El sabor me gusta,
aunque un poco de sal no le vendría nada mal. He dado también a Viernes su
ración correspondiente…
“Tengo una
sed abrasadora y un hambre atroz…
* * *
“El
teléfono no suena. Sin duda el servicio telefónico aún no ha llegado a este
rincón del mundo…
“Trato de
enseñar a Viernes algunas palabras sencillas, pero con escaso resultado. No
está muy por la labor…
* * *
“Cada vez
tengo menos fuerzas… y menos ganas…
Día 24 de Julio
“La comida de hoy no ha sido mala del todo, aunque
es cierto que he degustado mejores platos. Pero teniendo en cuenta que aquí los
restaurantes brillan por su ausencia, no estoy en condiciones de quejarme. Ha
consistido en crema vitaminada para las manos de primero, polvos de arroz con
leche, de uso ignorado para mí, de segundo y un estupendo champú de avena de
postre. Todo ello regado con un par de tragos de la mejor cosecha de agua del
mejor retrete de la isla…
“El
estómago me sigue doliendo. Parece que tuviera un perro rabioso royéndome
dentro. Me he tomado una aspirina y parece que el dolor se ha amortiguado un
poco. Tengo pastillas como para mantenerme drogado un mes. Como último recurso…
* * *
“Río y
lloro a intervalos más o menos definidos. Creo que estoy empezando a conocer de
cerca el rostro de la locura. Pero no quiero abandonarme, aún debe haber
esperanza…
Día 25 de Julio
“Me he despertado creyendo oír la sirena de un
barco. Pero me parece que tan sólo ha sido una falsa alarma ya que he
permanecido atento durante largo rato y no he vuelto a escuchar nada más…
* * *
“He tomado
dos aspirinas para aliviar los fuertes dolores de cabeza y vientre. Para
pasarlas he tenido que beber otro trago de agua del oscuro agujero. Casi vomito…
“Cada vez
huele peor…
“Pero al
final he podido contenerme y el agua y las aspirinas parecen haber hecho su
efecto…
“Además no
puedo permitirme desperdiciar un solo trago…
“Por muy
mal que huela, es lo único que tengo… y cada vez queda menos…
* * *
“He
recordado la película Viven. La
puñetera memoria es a veces burlona y cruel…
“¿Sobreviviré al igual que ellos?
“Como no me
devore a mí mismo…
Día 26 de Julio
“Apenas puedo dormir. Me desvanezco y al rato me
despierto sobresaltado presa de atroces pesadillas. Sueño con barcos, con
aviones, con hermosas palmeras repletas de deliciosos cocos, con plátanos y
otras sabrosas frutas tropicales, con un lago de aguas limpias y cristalinas,
con redes llenas de peces, con un fuego en la orilla y el olor de un sabroso
cochinillo asado…
“Sueño
también con demonios, con muerte, con putrefacción…
* * *
“Hace
calor. Parece que suben las temperaturas…
* * *
“He
adelgazado bastante. Se me aprecian con más claridad las costillas y mi cara
demacrada es el vivo retrato de una máscara de muerte…
Día 27 de Julio.
“Apoyo la cabeza contra la puerta, pero no escucho
ningún batir de remos…
* * *
“Me muero
de hambre. ¿Acabaré practicando el canibalismo y devorando a mi fiel Viernes?
“No, eso
nunca. Bajo su negro caparazón late también un corazón como el mío…
* * *
“Echo mucho
de menos a Marta. Quiero abrazarla… me conformaría con uno sólo de sus cálidos
abrazos…
* * *
"Parece que
sube la marea; mal asunto…
Día 28 de Julio
“He acabado con el último resto de agua de mi
precioso manantial…
“¡Lástima!
Ahora que estaba empezando a cogerle el gustillo y ya no me sabía tan mal…
* * *
“Intento
enseñar a Viernes mi nombre; Ro… Bin… Son… Robinson… Cru… Soe…
“Es muy
fácil, pero no aprende. Sin duda es mucho mejor amigo que alumno. Pero parece
muy vivaz. Sé que durará más que yo. Los de su raza son extremadamente
resistentes…
Día 29 de Julio
“Permanezco la mayor parte del día dormido. No me
quedan alimentos para ingerir y estos rollos de papel higiénico no hay manera
de pasarlos sin un poco de agua…
“Daría mi
alma por una botella de buen wiski escocés…
* * *
“Todo ha
terminado… el hambre, la sed y la locura se apoderan de mí. Sólo me quedan las
píldoras; píldoras de todos los tamaños y colores…
“¿He de
usarlas?
“Al menos
mitigarían el dolor y entumecerían mis sentidos…
Día… de Julio
“He decidido dejar suelto a Viernes… no quiero que
me acompañe en este último viaje…
“……………………………………………………………………………...
El día 3 de Agosto, tras un doloroso entierro, Marta
y Javier llegaron a casa. Una vez que se vieron libres de miradas inquisitivas
y curiosas se fundieron en un abrazo que denotaba algo más que simple cariño o
afecto.
– Lo
hiciste muy bien –comentó ella.
– Fue fácil
–respondió él–. Un incidente como este en el baño puede suceder. No es usual
pero, desde luego, tampoco imposible. La policía comprobó que con el volumen
del sonido estereofónico era imposible escuchar ningún ruido o golpe. Yo no
había hablado contigo y no sabía que había vuelto. A ti te extrañó que él no te
cogiera el teléfono, pero suponías que estaría muy ocupado y no le diste más
importancia. Sin duda que han sospechado, pero no tienen ninguna prueba. Ahora
debes vender esta casa y nos iremos a vivir lejos, donde nadie nos conozca.
– ¿No
tuviste ningún remordimiento ni momentos de vacilación o dudas? –preguntó Marta–.
En el fondo era tu amigo.
– Sí. Y también un cerdo cabrón. Cree que
nunca supe nada de lo de mi mujer, su guapísima secretaria. Pensó que me había
engañado como a un vulgar pardillo. Siempre se creía el mejor en todo. Jamás valoró
en nada nuestra amistad, sólo pensaba en sí mismo. En el fondo me da algo de
pena. Pero en fin, ya está hecho. Ahora ya podemos ser felices sin necesidad de
escondernos.
– Siempre
te deseé –añadió.
– Yo
también –dijo ella suspirando.
Y ambos se
dirigieron hacia la habitación de matrimonio, abrazados y besándose tan
apasionadamente que no repararon en la pequeña cucaracha que cruzaba el pasillo
ante ellos camino del cuarto de baño…
Juanma – Enero - 1995