Inés me ha escrito una
carta desde Irlanda:
tres folios donde repite
lluvia nueve veces
y verde diecisiete. (las
he contado).
También dice que me echa
de menos
y que quizás regrese para
julio,
en vacaciones, a pasar
unos días.
Mientras me deleito con
su dulce caligrafía
la he recordado recostada
sobre mi pecho,
con el tacto de su piel
inventándose atajos
para llevarnos a paraísos
inimaginables.
Me he detenido en un
párrafo a mitad de carta:
“A veces me miro en el
espejo
y creo que no me
reconozco,
ni encuentro aquello que
decías ver;
no imaginas cuánto me
añoro
desde que no me miras”
También me ha enviado una
foto,
su sonrisa a lo Audrey
Hepburn
me ha desarmado, como
siempre.
No recuerdo haberla visto
nunca tan abrigada,
ni tener jamás tantas
ganas de desnudarla.
Ni siquiera aquella vez
(la primera),
en que estaba tan feliz y
nervioso
que mis torpes manos
parecían de lluvia
y su piel un charco sobre
la acera.
En el reverso me habla
del paisaje del fondo
(Los Acantilados de
Moher)
“Cuando hace mucho viento
dan ganas de convertirte
en cometa;
es bello y peligroso como
amarte
en rincones secretos y
escondidos”.
Mientras releía sus
palabras
mi dedo recorría su
silueta,
como si la nostalgia se
pudiera
borrar de un plumazo
a través de los
recuerdos.
“Aquí el tiempo pasa
demasiado lento,
como en una clase de
física y química;
cada vez que veo un barco
grito tu nombre,
imagínate con las
estrellas fugaces”.
Casi al final del tercer
folio
dibuja un corazón
coloreado con esmero,
decorado con nuestras
iniciales,
como un tatuaje en el
tiempo
como un amor para
siempre.
"Recordarte no te
trae de vuelta
pero me hace olvidar que
te has ido",
escribo en la primera
frase
de mi carta de respuesta.
Me sorprendo sonriendo
mientras lleno
de palabras unas hojas en
blanco.
“Ni la felicidad hace
preguntas
ni la tristeza conoce las
respuestas”,
continúo mientras el
jodido silencio
parece un eco
devolviéndome su nombre.
“Algunas tardes paso por
tu calle;
sin ti parece que haya
habido una batalla
o que la haya devorado un
desierto”.
Te hablo del amor con
pasión,
un poco del olvido con
temor
y concluyo con una frase
que no es mía;
“El primer amor es para
siempre,
porque si no es para
siempre
nunca fue el primer
amor”.
Juanma - 31 - Marzo - 2019