viernes, 8 de diciembre de 2017

INYECTARNOS FANTASÍA

Si te acercases
podrías ver cómo me observan
los buitres que siempre revolotean sobre mi cabeza.
Odio esas noches que se clavan como jodidas lanzas,
esas horas que se suicidan antes de tiempo,
las lágrimas amargas de cualquier chica tiste
al fondo de la barra de cualquier triste bar.
El olor de la desidia, su anestesia en las venas.
Sabes que nos quedamos en la entrada buscando una salida.
Que detrás de los surcos de los años perdidos
todavía laten ascuas de sueños inconclusos.
Tantas historias se quemaron en el fuego del olvido...
Poemas con olor a flores marchitas,
noches con anhelos que abrasaban en el pecho,
calles pintadas de nostalgia y sexo.

Si te acercases
podría enseñarte mi deshabitado mundo,
mi derrotado ejército de ilusiones,
mis últimas primaveras caducadas en la nevera.
Me dueles si estoy lejos de tu cuerpo.
Se alborotan hasta mis pestañas si te quitas la camisa.
Aunque, a veces, no recuerde ni quién eres.
Porque el pasado arde y renace como el Ave Fénix de sus cenizas,
como las risas de unos niños extraviadas en el parque,
o la esperanza desgarrada por las púas del alambre de la piel.

Si te acercases
comprenderías que ya no somos,
ni seremos,
los guardianes de las llaves del querer.
La mirada en la luna, los fines de semana en celo,
los lunes de borrasca lamiéndonos las heridas de las caricias mal dadas.
Aullando como lobos, apurando la madrugada,
estrujándonos los sesos, jugando a no me acuerdo, bebiendo dinamita.
Al amanecer los recuerdos son como jodidas resacas que acechan tras cada esquina.
Te golpean y escupen, te empujan y olvidan...

Si te acercases
sabrías que la única manera de tocar el cielo
ha sido siempre lanzarse de cabeza al infierno.
Porque el paraíso es la barra sucia y pegajosa
de una taberna de mala muerte.
Porque las cicatrices del alma abren la puerta
de alguna dimensión desconocida.
Y porque la realidad es a la imaginación
lo que las estacas para los vampiros.

Si te acercases,
tan solo un poco, a este lado de la jaula
podrías ver a los cuervos agrupados en bandada,
a las bestias arremolinándose en jauría...
Puedo esnifar tus palabras hasta colocarme de tu idioma.
Y después, tal vez, cruzar la Vía Láctea en un Cadillac.
Quizá ser otra persona, ser algo, todavía.
Vivir, aunque sea, en una habitación de madrugadas a deshora,
sobrevivir con cerveza y restos de pizza fría,
Recitarnos poemas aprendidos de memoria,
bailar twist en lo alto de las grúas,
hacer el amor en los escaparates de la Gran Vía.
Sodomizar la pausa y la prisa.
Aullar hasta que la luna nos dé una patada,
Beber torrentes de vodka cerca de un precipicio,
coleccionar estrellas, inyectarnos fantasía.
Escondernos de la gente.
Construir una máquina del tiempo
y volver, a la misma noche, cada día.


Juanma

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