viernes, 27 de febrero de 2015

ALAS DE LUCIÉRNAGA

28 de Febrero,..
Revisando escritos antiguos, hace un par de semanas encontré en un cuaderno un viejo relato,también de un 28 de Febrero, pero de otro año: 1999. Dieciséis años. Casi nada...
Apenas recordaba la historia, pero me gustó volver a leerla. Y pensé reescribirla para este nuevo 28 de Febrero. La verdad es que este relato no es aquél, que apenas respiraba ya prisionero en un cajón. Pero en cierto modo es aquél... y también muchos de los demás que he escrito desde entonces. Yo me entiendo...
En todo este tiempo han pasado muchas cosas; amigos que se perdieron por el camino, otros que aparecieron en él; palabras que quedaron sepultadas y que nunca verán la luz y otras que llegaron a metas que, aunque siempre soñé, nunca creí ver hechas realidad.
No quiero parecer triste, pues no lo estoy. Tan sólo me gustaría dar las gracias a todas aquellas personas que un día, por azar, decisión propia o insistencia mía, se acercaron a conocer mis letras, a quienes me siguen leyendo y escribiendo en la actualidad, a los que también me leen en silencio, ahí, aquí, allá, cerca, lejos, en Oz. en Fantasía, en Nunca Jamás...
Para tod@s vosotr@s vuelvo a rescatar este relato que he tenido que retocar un poquito, pues el tiempo inmisericorde había caído sin piedad sobre él:


"Alas de luciérnaga"


Me interno en los pasadizos de tu mente intentando hallar alguna manera de encontrarme contigo... y conmigo mismo. Quiero descubrir tesoros, respuestas a preguntas que me atormentan, acertijos que me invento, alfabetos que me desconciertan... Entre la senda de tus secretos pensamientos encuentro espejos que me reflejan, pero en cuanto deslizo mis dedos sobre la superficie una especie de hechizo rompe el cristal en mil fragmentos diminutos impidiéndome vislumbrar el fondo de tu alma...

Recorro callejones oscuros y tenebrosos a la luz de alguna invisible luna llena de algún oculto cielo, al resplandor tan sólo de mis ojos inquietos y curiosos, de mi escrutadora mirada que recorre uno a uno los estantes de la vida que, como librerías repletas de recónditos saberes, componen la existencia del universo; incontables volúmenes, enormes y hermosos como constelaciones, con tapas oscuras y de relieves y carcomidas por instantes y siglos, que custodian palabras extrañas y perdidas, la materia de la que están compuestos los pensamientos... y el enigma del amor. Utópica quimera esta búsqueda mía, la de querer hallar tus labios y pestañas entre estos libros sabiendo, como sé ahora, que mi alma ya no será nunca la que era... y que apenas me reconozco ya en ella.

Recuerdo que, por temor a equivocarme, a veces callaba las palabras, las ocultaba en grutas prohibidas... yo que tanto tenía dentro, yo que todo lo hablaba para no decir nunca nada. Con el corazón perdido, el rostro sombrío y la mirada huidiza, mis ojos recorrían los tuyos, aquellas pupilas negras de misterioso azabache, intentando ahogarme en ellas, deleitarme en las ondas refulgentes de tus pestañeos, en los secretos insondables de tus secretos pensamientos. Pero cuánto más temprano llegaba a ti, más tarde era...

Aquellos silencios que cantaban en ti, los susurros que gritabas al viento, me sumergían sin remedio en el perpetuo torbellino de querer encontrarte siempre en todos sitios... y no hacerlo jamás en ninguna parte. Reminiscencias de huellas de ecos de antiguas voces merodeaban a lo ancho y largo de mi memoria aletargada, invierno quejumbroso queriendo tornarse en dichosa primavera; todo por volver a escuchar y palpar y guardar el sonido de tu voz. Pero el viento asesino que no cesa borra sin piedad tus palabras y tu rastro de mi presencia.

Atrapado en la celda de un corazón enjaulado, evoco y revivo los inolvidables momentos atesorados a tu amparo. No tenías culpa alguna, pues era tan sólo yo quien permanecía callado a tu lado, sabiendo que nadie más ocupaba tu mente. Rememoro aquellas noches soñadas y vividas junto a ti, cuando apenas éramos volutas de amor extraviadas en mitad de aquella oscura soledad silenciosa y eterna.

Me desconozco casi tanto como te desconozco ya en ti misma. Y no atisbo a recordar el instante preciso de la ruptura, ni el motivo; aquella mañana que soltaste las amarras que te unían a mi proa y echaste a volar sola, en dirección a la felicidad, con aquellas bellas y luminosas alas de luciérnaga que tan bien te sentaban. Me desconcierta ahora tu alma, ya no me reflejo en ella y temo que tus cielos me estén vedados para siempre al dejar que te lanzaras a volar sola aquel día. Eran mis miedos los que alimentaban tus temores, era yo quien quería nadar sin saber, ir sin volver... pero ahora tus pensamientos han huido a otra galaxia y ya no consigo captarlos, ya no sé lo que piensas, aunque tenga tu recuerdo como regalo y castigo.

Ángel de ojos negros, ángel huidizo y callado, dónde te escondes, dónde moran tus huesos, dónde tus palabras, dónde tus alas; dónde tu cuerpo, tu corazón, tu alma; hacia dónde volaste, fugaz como una estrella, que no te alcanzo ni en la nada …

Juanma - 28 - Febrero - 1999                                                    

viernes, 20 de febrero de 2015

EL ORIGEN DEL FINAL

En el hueco de un duermevela
te han hallado enredada en telarañas,
en cuclillas frente a sombras de niebla y fuego...
Prodigios que se ovillan en tus profundidades
mientras que, con temblores en los párpados,
les enseñas que las conjugaciones
tienen estructura de enjambre.

Te rescatan de tu propia ausencia,
de la inocencia impertérrita
oculta tras tu sonrisa,
antes de anochecer la sombra
o de transportarte tus pesadillas
hacia la idea del origen del principio
del final de tu silencio.

Parpadeas un "felices para siempre"
mientras izas la mano como una bandera,
en son de calma, en son de paz;
y sujetas como puedes tus ilusiones
a un mástil inasible
mientras la tempestad furiosa
lanza oleadas de cuchillos
de recuerdos dolorosos
a tu rostro.

Todavía te empeñas en ser el trazo oculto
de las palabras,
en beber de varios labios
a un mismo tiempo,
en aprender a ser agua, a ser viento,
a ser bosque, nube, néctar, cáliz,
niebla, perfume, humo, fuego...

Te acurrucas junto a la orilla
de un mar extraño y nocturno,
insistiendo en hacerle el amor a las olas...
Porque sabes y recuerdas y no ignoras
que de esa manera inconfesable
el misterio se hace tuyo
y el secreto te envuelve
en un abrazo inenarrable.

Le preguntas a unos ojos que te escrutan
si puede llover sobre tu poema
o algún animal carroñero
podría mancillar los versos y estrofas
de su esqueleto.

Volviste junto a los hijos y nietos
del exilio y el desamor.
Abrazada a tus rodillas,
frente a un acantilado de rayos y truenos
teñidos de violeta,
tu tristeza llorando un manantial
de lágrimas opacas...
y lo dejaste todo alrededor de ninguna parte.

Te han visto anónima en tu jaula,
sola,
y también dentro del ocaso.

Agazapada dentro del cuadrilátero,
has hecho leña de tu pasado,
de tus errores y pecados,
pero también de tus triunfos
y esperanzas...
todas las manzanas que comiste
llevaban de premio un gusano.
La poderosa raíz de tus entrañas
se hunde en la tierra,
buscando calor, cobijo,
refugio, amor...

Te han hallado lejos, muy lejos.
Como un suspiro roto.
Como un sueño en la herida.
Apenas un recuerdo,
liviano como una pluma.

Juanma - 20 - Febrero - 2015