martes, 4 de diciembre de 2012

MOMENTOS

Muchos de los espacios entre huecos siguen vacíos, pero al menos los duendes al fin son míos. No tengo ninguna prisa por terminar y recreo en el orden del caos el desarreglo de la multitud de objetos que amontono delante de los espejos sin darme apenas cuenta. Objetos que aprendo a no ver, a no sentir, a no tocar, pero que rompen el tenue equilibrio aletargado del momento en el que dejo de tener localizada la huella de sus encuentros; son como el verde confuso de las enredaderas, que si te descuidas se comen los turnos y las esperas, escondiendo todo aquello que anida tras sus sombras, desorbitando la cantidad de minutos y horas vividos y olvidados, sin podarlos de vez en cuando porque sus efectos desaparecen sólo para ser entreabiertos en sueños. Y sin quererlo acabo acomodándome en la sala de estar de mis recuerdos y sin dejar de volar mi inagotable imaginación de cuando era niño, entre sortilegios y acertijos, me dejo llevar pensando que ojalá al recorrer cada habitación de mi cabeza pudiera hacer recuento y desechar aquellos tormentos que impiden la soltura para sonreír en determinados momentos. Momentos que nunca serán los adecuados si no hay una verdadera predisposición para que así lo sean...

Juanma - 4 - Diciembre - 2012




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