miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA ORILLA MÁS HERMOSA

Que algunas mañanas de otoño se nuble el sol, no significa que tras ellas se aproximen tardes de tristeza. Que cuando llueve algo escapa del alma del cielo es cierto, pero no solo son lágrimas derramadas que lloran las nubes y mojan las calles; es la hoja y la piedra que se empapan de humedad y el tierno parajillo que se refugia de la lluvia en el abismo de los bellos ojos de una muchacha alegre.

Que a veces la sensación de ahogo y asfixia surja, no es grito ni es silencio; es el suspiro y el deseo de cada esperanza que se ahorca con un hilo de seda, y se estrangula con un invisible nudo de vacío y nada, y siente en la piel de su garganta la afilada cuchilla que va tiñéndose de rojo y acercándose al hueso mientras la voz, muda en la laringe, es incapaz ya de articular sonido alguno.

Solo un nombre palpita más adentro, en las profundidades. El nombre de siempre.

Que el estrépito y la intensidad del terremoto no dañen los cimientos ni derrumben la casa, sino que la edifiquen más fuerte y más alta todavía, como si llegar a rozar las plantas de los pies del cielo con el humo de la chimenea fuese el sentido y la meta de una cifra que va desde el cero al uno debajo de unas uñas pintadas por un adulto rodeado de lápices de colores jugando a ser niño de nuevo.

Que la felicidad se vista con ropajes de un poema de cuerpo entero.

Que el verso que se camufla para intentar atacarte como un mercenario armado hasta los dientes se diluya para que al morir y evaporarse impida que lo leas, y así olvides lo que aún recuerdas y creas que más allá del olvido otro recuerdo murió contigo una extraña madrugada cuando las noches eran otras y el verano solo dolía y quemaba en los desiertos.

Que la tierra se convierta en barro, y el barro en lodo, no importe demasiado; ni que te hundas con los pies helados y el alma fría porque al final el lodo es barro, y el barro es tierra y agua, y en tu balcón hay oscuras golondrinas colgando de nuevo sus nidos con el alma llena de sueños mientras cantan y vuelan y cada araña en su tela vive rodeada de árboles y huellas y signos.

Que en los manantiales ocultos surja el amor y quieras acercarte a beberlo significa que tienes sed de otoño y de los besos de sus crisálidas, porque sabes que aún es posible que las estrellas tintineen en la noche y se escuche como se posan sus labios sobre las cicatrices mal curadas de la primavera.

Todo esto fue antes de ayer, a eso de la medianoche intacta.

Junto a ti... la orilla más hermosa que alcanza la marea.


Juanma - 24 - Septiembre - 2014





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