miércoles, 21 de agosto de 2013

DIARIO DE UN NÁUFRAGO

Diario de un náufrago:

Día 16 de Julio:

“Me llamó Ricardo y estoy encerrado en el cuarto de baño de mi casa. No sé cómo relatar mi absurda situación sin que se tome a guasa. Es complicado. Escribo estas notas con un lápiz de ojos de mi mujer en un rollo de papel higiénico. Al menos podré reírme de la experiencia cuando, ya fuera de aquí, vuelva a leerla. ¿Cómo he llegado a esta situación? Voy a contarlo…
   “El día 31 de Junio llegué a casa del trabajo con un mes de vacaciones por delante. Hemos comprado un chalet nuevo en el que pensamos vivir a partir de este verano; hogar en el que me encuentro ahora cautivo. El 1 de Julio nos marchamos, como tanta otra gente, hacia un lugar de playa en la costa en busca de un merecido descanso tras tantos meses de trabajo. Dejamos a albañiles, carpinteros, electricistas, pintores, escayolistas, fontaneros y cerrajeros dando los últimos retoques a la vivienda. Mi amigo Javier prometió cuidarse de supervisar el fin de las obras, así como de ocuparse de la mudanza de los muebles y el riego de las plantas a las que Marta, mi mujer, adora con pasión, hasta el día 15, día en el que yo regresaría para ocuparme durante la siguiente quincena de poner el resto a punto. Marta se ha quedado de vacaciones en la playa con unos parientes hasta el 1 de Agosto, día en que regresará y día en el que yo intentaré que todo se encuentre listo para poder instalarnos definitivamente en nuestro hogar dulce hogar.
   “Ayer volví a casa y, para mi grata sorpresa, me encontré con todo ya terminado. Desde luego, la eficiencia de mi amigo es mayor de la que yo había imaginado. Sin duda ha realizado un espléndido trabajo. Recorrí y revisé toda la casa maravillado ante el magnífico aspecto que presentaba y, a continuación, abrí las maletas y coloqué la ropa sobre la cama. Estaba agotado tras el largo viaje, con lo que sólo soñaba con una larga, merecida y soberana ducha.
   “Finalizado el aseo, me disponía a salir del cuarto del baño cuando al girar del pomo de la puerta e intentar abrir, comprobé que no se movía. Me cercioré de que estaba instalado del lado correcto y de que presionaba en la dirección adecuada, pero el mecanismo siguió sin obedecer. Comprobé que el seguro no estaba echado, pero aun así la puerta no hacía el menor intento de obedecer y abrirse. Lo intenté en vano en consiguientes ocasiones hasta que me invadió una rabia sorda y, perdiendo la calma, tiré del asidor varias veces pretendiendo forzarlo, pero el agarrador no giró ni un solo milímetro pese a la brusquedad de mis tirones. El mecanismo se había atascado por completo. Ya hablaría de ello con Javier en cuanto saliera por no haber supervisado el correcto funcionamiento de las puertas.
   “El tirador parecía extremadamente sólido, y se introducía en la puerta rodeado por un aro de metal; no había embellecedores ni tornillos a la vista, por lo que sería preciso romperlo del todo ante la imposibilidad de desatornillarlo. Lo intenté con unas tijeras que encontré en el botiquín y que suponían el objeto más contundente del que disponía allí dentro. Pero tras más de una hora de arduo trabajo y después de doblar ambas hojas de la tijera, comprendí que jamás lo conseguiría mediante aquel primitivo sistema. En un acceso de furia golpeé el pomo con la báscula del baño con tan mala suerte que la hice añicos sin apenas arañar la superficie del tirador. Me senté en el retrete intentando tranquilizarme y dispuesto a buscar una solución lógica y viable, que seguro que con la paciencia y serenidad necesarias encontraría. Pensé que tal vez lograría desencajar la puerta, pero por algún misterioso nuevo mecanismo las bisagras no estaban a la vista, debiendo estar escondidas en el interior desde donde, sin duda, desempeñarían de igual modo su función.
   “Desesperado me levanté y golpeé repetidamente la puerta con el hombro y a patadas intentando forzarla o derribarla. Pero al poco caí en la cuenta de que abría hacía dentro, con lo que golpearla desde el interior era del todo inútil y una absurda pérdida de tiempo y energía. Tampoco tenía ningún objeto que utilizar como palanca, aunque creo que tampoco hubiera servido de mucho ya que las ranuras eran tan delgadas que apenas hubiera podido introducir algo entre ellas.
   “Para colmo recordé que al elegir los sistemas de seguridad para la casa, había decidido poner alarma en todas las ventanas, puerta exterior blindada y puertas interiores especiales a prueba de ruidos y con cortina metálica antiincendios en toda la casa. Estaba atrapado. Comprendí que había caído en mi propia trampa y que, por mí mismo, no tenía posibilidad alguna de salir de aquí dentro. También era del todo inútil gritar o intentar hacer ruido ya que la casa se asentaba en una zona residencial de reciente construcción y mi chalet era el primero en habitarse, por lo que en toda la zona no había nadie que pudiera escuchar mi llamada por mucho jaleo y ruido que organizase.
   “Así las cosas, mi única esperanza residía en que mi amigo Javier no se olvidara de regar las plantas y regresara pronto a casa, o que Marta me llamase y preocupada porque no contestara a sus llamadas, avisara a alguien o decidiera ella misma regresar por su cuenta antes de tiempo. Nadie más sabe que estoy aquí y en la oficina, por supuesto, no me esperan hasta el 1 de Agosto.
   “Estoy agotado. Voy a intentar dormir un rato. No sé qué hora es ya que me he dejado el reloj en la mesita de la habitación y no dispongo de ninguna radio o transistor aquí dentro. El baño es interior por lo que no dispone de ventana alguna con la que hacerme una mínima referencia de qué hora aproximada será en el exterior. Ya he perdido la noción del tiempo y eso que creo que no llevo aquí ni siquiera un día completo. El interruptor de la luz está fuera y no puedo apagarla, así que para dormir y poder hacerme también una referencia imaginaria del ciclo noche día, no me queda otro remedio que aflojar o quitar la bombilla.
   “Mi estancia aquí se antoja complicada. Sólo espero que no dure demasiado.



Día 17 de Julio

“He decidido imponerme un horario, imaginario, claro está, y hacer un inventario del material del que dispongo.
   “En el primero he confeccionado una pequeña lista en la que me he autoimpuesto una hora, aproximada por supuesto, de ejercicio diario, una ducha, un afeitado, un cepillado de dientes, aunque no haya mucho que limpiar, y un rato de trabajo en este diario para mantener así la frescura y agilidad mentales.
   “En el segundo, aparte de los objetos indispensables en un botiquín, tales como algodón, antisépticos, alcohol, tiritas, vendas, tijeras, agua oxigenada…, he apuntado aspirinas y un sinfín de pomadas, pastillas y cápsulas y píldoras de todas las formas, tamaños y colores imaginables. En el armario he encontrado pasta dentífrica, cepillos de dientes, un tubo de vitamina C efervescente, leche de belleza corporal, compresas, papel higiénico, una caja de polvos de talco (no mágicos, por desgracia), colonia, perfumes, loción para después del afeitado, espuma de afeitar, cepillos, peines, bastoncillos para los oídos, pinzas, champú, gel para el baño, desodorante, esponjas, crema de zanahoria para el cutis, pomadas de lanolina, crema vitaminada para las manos, loción proteínica, barras de labios y lápices de ojos, pintauñas y maquillaje.
   “Poco más. Esta es mi isla y estos los restos de mi naufragio. Por lo demás, tengo un hambre atroz y si Javier tarda mucho en volver tendré que echar mano de toda esa cantidad de proteínas y vitaminas de los productos mencionados; sin duda alguna todo ello tiene que ser por fuerza alimenticio. Pero mi supervivencia no me preocupa. Como mucho tendría que pasar aquí dos semanas y un cuerpo humano es capaz de soportar ese tiempo, y aún más si fuera necesario, sin alimento; proezas mayores se han conseguido. Otra cosa sería la ausencia de agua pero, afortunadamente, dispongo de todo el líquido elemento del mundo en mi isla.
   “He de intentar hacer una vida ordenada y racional.

                                              * * *

“El hambre me devora por momentos. ¿Por qué no habré podido quedarme encerrado en la cocina? Allí tendría galletas, latas de conserva, patatas, huevos, legumbres, fruta… y una buena ventana desde la que pedir auxilio.
   “Al menos aquí dispongo de una buena dosis de alcohol si quiero pillar una buena borrachera. Ni siquiera soy capaz de hacer un chiste en condiciones. Ya sé que este alcohol no es apto para el consumo…
   “El que  no se consuela es porque no quiere, a falta de pan buenas son tortas, Dios aprieta pero no ahoga…
   “El refranero popular tiene respuesta para todo.



Día 18 de Julio

“He tomado una aspirina ya que me dolía insufriblemente la cabeza. Debe de ser la adaptación al medio, a este nuevo entorno. He vuelto a intentar forcejear con la puerta, pero sin resultado favorable. No sé porque me he permitido derrochar más energías; sabía de sobra que el esfuerzo sería en vano. Debe tratarse de eso que llamamos instinto de supervivencia… o quizás que los humanos somos los seres más cabezotas del mundo y no nos resignamos a darnos por vencidos aún a sabiendas de que la partida esté ya perdida de antemano.

                                                * * *

   “Esta noche he soñado con Robinson Crusoe. ¿Por qué no? La similitud es más que notable.



Día 19 de Julio

“He perdido parte del optimismo y esperanza que albergaba. Javier ha debido de venir a regar las plantas, pero me encontraba adormilado y cuando me he percatado de ruidos en el exterior, él había encendido el equipo estereofónico del salón a todo volumen, así que han sido inútiles todos mis gritos y esfuerzos por llamar la atención. No me explico cómo no se ha dado cuenta de que la luz del cuarto de baño estaba encendida. Quizás ni siquiera ha mirado en esta dirección. Me encontraba maldiciendo y lloriqueando mis desgracias cuando he caído en la cuenta de que la música había cesado y la puerta se la calle se ha cerrado de un golpe antes de que me diera tiempo a llamar a mi amigo.
   “Así que Javier se ha ido sin enterarse siquiera de que yo estaba aquí. Pero eso no es todo. Ojalá todos mis males quedasen ahí. Un rato después he abierto el grifo del lavabo para llenar un vaso de agua y… nada. Imaginaos mi estupor al comprobar que no salía ni una sola gota. El muy idiota ha debido de cerrar la llave general de paso después de regar las plantas…
   “Debería haber previsto una situación similar, debería haber imaginado todas las situaciones posibles, haber estado preparado ante cualquier emergencia o contingencia. Tendría que haber llenado la bañera o el lavabo de agua por si acaso, asegurando así mi supervivencia. Pero no. Estaba muy ocupado redactando estúpidos inventarios y haciendo flexiones en lugar de intentar pensar en imprevistos. Aunque de todos modos, ¿alguien hubiera podido imaginar algo parecido? En fin… al menos aún dispongo de unos cuantos litros acumulados en la cisterna.
   “Suficientes espero…

                                                 * * *

   “He notado que he adelgazado un poco, hecho en el que no había reparado hasta hace un momento. ¿Vine ya más delgado de la playa o verdaderamente estoy empezando a perder peso? Probaré a tomar un poco de crema de zanahorias para el cutis. Mi estómago pide alimento a gritos y no creo que en estas circunstancias vaya a protestar por ello. Ni a diferenciar cualquier potingue del caviar.
   “La comida, aunque algo insulsa, parece haberme sentado bien. Al menos no he notado ningún síntoma perjudicial.



Día 20 de Julio

“O eso creo. Ya os he dicho que no tengo reloj, ventana ni cualquier otra manera de tener una referencia del paso del tiempo, así que mis cálculos de los días son mentales… y supongo que más o menos acertados o equivocados.
   “Tengo una noticia nueva. Hace un rato ha entrado una inquieta y vivaz cucaracha por la pequeña rendija de debajo de la puerta. Ha escudriñado toda la estancia y después intentaba volver sobre sus pasos y marcharse, pero lo he impedido colocando encima de ella un vaso boca abajo.
   “Ahora ya estamos todos. La isla desierta, Robinson Crusoe y mi fiel Viernes.
   “Un dato curioso. Si en verdad hoy es 20 de Julio, es viernes.



Día 21 de Julio

“Le he dado un pequeño trago a la botellita de alcohol para ver si me podía devolver, al menos en parte, la euforia perdida. Pero he tenido que escupirlo…
   “Al poco he caído en una circunstancia un tanto extraña o anómala. El teléfono no ha sonado ni una sola vez durante todos estos días de encierro. Eso quiere decir que Marta no se ha acordado demasiado de mí. Debe de estar pasándolo de maravilla en el mundo abierto.
   “Aunque quizás el teléfono no funcione… o tal vez la línea telefónica…
   “El que no se consuela, sin duda, es porque no quiere…



Día 22 de Julio

“Dicen que el hombre es el animal más inteligente de la creación. Siempre dudé de tal afirmación. Pero en mi caso queda comprobado que es totalmente falsa. Lo juro y lo rebato con quien quiera.
   “Esta mañana me he levantado con náuseas en el estómago y he vomitado. Más que vomitar, he dado unas cuantas arcadas. Supongo que a mi cuerpo le quedaba ya más bien poco de la suculenta cena de anoche. Pero aquí viene lo bueno; instintivamente he tirado de la cadena, desperdiciando así la preciosísima cantidad de agua que aún conservaba para mi supervivencia.
   “Después me he dado cabezazos contra la pared durante un cuarto de hora más o menos. Tengo la frente hinchada y amoratada. Pero el dolor era lo que menos me importaba. Ahora siento un dolor aún más agudo que me lacera el corazón. Empiezo por primera vez a temer en verdad por mi vida…
   “Soy un estúpido, un perfecto ESTÚPIDO con mayúsculas…

                                                * * *

   “He ingerido la mitad del tubo de pasta dentífrica y casi todo el bote de loción proteínica. Estaban buenos, aunque al pronto he empezado a sentir unos agudos retortijones en el vientre. He tenido que defecar en el bidé. No quería hacerlo en el wáter en previsión de que, como último recurso, tenga que llegar a utilizar el agua estancada de ese sucio agujero. Me duele el estómago. Seguramente nuestra raza no está habituada a ciertos alimentos típicos de esta isla. Lo que daría por un pequeño trozo de pan…



Día 23 de Julio

“El tiempo parece haber empeorado de manera brusca. Se avecina una tormenta tropical…
   “He desayunado leche corporal y el resto de loción proteínica. El sabor me gusta, aunque un poco de sal no le vendría nada mal. He dado también a Viernes su ración correspondiente…
   “Tengo una sed abrasadora y un hambre atroz…

                                                  * * *  

   “El teléfono no suena. Sin duda el servicio telefónico aún no ha llegado a este rincón del mundo…
   “Trato de enseñar a Viernes algunas palabras sencillas, pero con escaso resultado. No está muy por la labor…

                                                  * * *

   “Cada vez tengo menos fuerzas… y menos ganas…



Día 24 de Julio

“La comida de hoy no ha sido mala del todo, aunque es cierto que he degustado mejores platos. Pero teniendo en cuenta que aquí los restaurantes brillan por su ausencia, no estoy en condiciones de quejarme. Ha consistido en crema vitaminada para las manos de primero, polvos de arroz con leche, de uso ignorado para mí, de segundo y un estupendo champú de avena de postre. Todo ello regado con un par de tragos de la mejor cosecha de agua del mejor retrete de la isla…
   “El estómago me sigue doliendo. Parece que tuviera un perro rabioso royéndome dentro. Me he tomado una aspirina y parece que el dolor se ha amortiguado un poco. Tengo pastillas como para mantenerme drogado un mes. Como último recurso…

                                                  * * *

   “Río y lloro a intervalos más o menos definidos. Creo que estoy empezando a conocer de cerca el rostro de la locura. Pero no quiero abandonarme, aún debe haber esperanza…



Día 25 de Julio

“Me he despertado creyendo oír la sirena de un barco. Pero me parece que tan sólo ha sido una falsa alarma ya que he permanecido atento durante largo rato y no he vuelto a escuchar nada más…

                                                   * * *
   
   “He tomado dos aspirinas para aliviar los fuertes dolores de cabeza y vientre. Para pasarlas he tenido que beber otro trago de agua del oscuro agujero. Casi vomito…
   “Cada vez huele peor…
   “Pero al final he podido contenerme y el agua y las aspirinas parecen haber hecho su efecto…
   “Además no puedo permitirme desperdiciar un solo trago…
   “Por muy mal que huela, es lo único que tengo… y cada vez queda menos…

                                                       * * *
    
   “He recordado la película Viven. La puñetera memoria es a veces burlona y cruel…
   “¿Sobreviviré al igual que ellos?
   “Como no me devore a mí mismo…



Día 26 de Julio

“Apenas puedo dormir. Me desvanezco y al rato me despierto sobresaltado presa de atroces pesadillas. Sueño con barcos, con aviones, con hermosas palmeras repletas de deliciosos cocos, con plátanos y otras sabrosas frutas tropicales, con un lago de aguas limpias y cristalinas, con redes llenas de peces, con un fuego en la orilla y el olor de un sabroso cochinillo asado…
   “Sueño también con demonios, con muerte, con putrefacción…

                                                     * * *

   “Hace calor. Parece que suben las temperaturas…

                                                     * * *

   “He adelgazado bastante. Se me aprecian con más claridad las costillas y mi cara demacrada es el vivo retrato de una máscara de muerte…



Día 27 de Julio.

“Apoyo la cabeza contra la puerta, pero no escucho ningún batir de remos…

                                                       * * *

   “Me muero de hambre. ¿Acabaré practicando el canibalismo y devorando a mi fiel Viernes?
   “No, eso nunca. Bajo su negro caparazón late también un corazón como el mío…

                                                         * * *
   
   “Echo mucho de menos a Marta. Quiero abrazarla… me conformaría con uno sólo de sus cálidos abrazos…

                                                          * * *
   
   "Parece que sube la marea; mal asunto…



Día 28 de Julio

“He acabado con el último resto de agua de mi precioso manantial…
   “¡Lástima! Ahora que estaba empezando a cogerle el gustillo y ya no me sabía tan mal…

                                                          * * *

   “Intento enseñar a Viernes mi nombre; Ro… Bin… Son… Robinson… Cru… Soe…
   “Es muy fácil, pero no aprende. Sin duda es mucho mejor amigo que alumno. Pero parece muy vivaz. Sé que durará más que yo. Los de su raza son extremadamente resistentes…



Día 29 de Julio

“Permanezco la mayor parte del día dormido. No me quedan alimentos para ingerir y estos rollos de papel higiénico no hay manera de pasarlos sin un poco de agua…
   “Daría mi alma por una botella de buen wiski escocés…

                                                     * * *

   “Todo ha terminado… el hambre, la sed y la locura se apoderan de mí. Sólo me quedan las píldoras; píldoras de todos los tamaños y colores…
   “¿He de usarlas?
   “Al menos mitigarían el dolor y entumecerían mis sentidos…



Día… de Julio

“He decidido dejar suelto a Viernes… no quiero que me acompañe en este último viaje…
“……………………………………………………………………………...




El día 3 de Agosto, tras un doloroso entierro, Marta y Javier llegaron a casa. Una vez que se vieron libres de miradas inquisitivas y curiosas se fundieron en un abrazo que denotaba algo más que simple cariño o afecto.
   – Lo hiciste muy bien –comentó ella.
   – Fue fácil –respondió él–. Un incidente como este en el baño puede suceder. No es usual pero, desde luego, tampoco imposible. La policía comprobó que con el volumen del sonido estereofónico era imposible escuchar ningún ruido o golpe. Yo no había hablado contigo y no sabía que había vuelto. A ti te extrañó que él no te cogiera el teléfono, pero suponías que estaría muy ocupado y no le diste más importancia. Sin duda que han sospechado, pero no tienen ninguna prueba. Ahora debes vender esta casa y nos iremos a vivir lejos, donde nadie nos conozca.
   – ¿No tuviste ningún remordimiento ni momentos de vacilación o dudas? –preguntó Marta–. En el fondo era tu amigo.
   – Sí. Y también un cerdo cabrón. Cree que nunca supe nada de lo de mi mujer, su guapísima secretaria. Pensó que me había engañado como a un vulgar pardillo. Siempre se creía el mejor en todo. Jamás valoró en nada nuestra amistad, sólo pensaba en sí mismo. En el fondo me da algo de pena. Pero en fin, ya está hecho. Ahora ya podemos ser felices sin necesidad de escondernos.
   – Siempre te deseé –añadió.
   – Yo también –dijo ella suspirando.
   Y ambos se dirigieron hacia la habitación de matrimonio, abrazados y besándose tan apasionadamente que no repararon en la pequeña cucaracha que cruzaba el pasillo ante ellos camino del cuarto de baño…


Juanma – Enero - 1995

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