sábado, 25 de octubre de 2014

VERDE


Desembarca en las calles de la ciudad con la cautela de un niño, embutido en un chubasquero verde. Las ráfagas de viento parecen asustarle y camina cohibido, apenas una sombra bajo el azote de la lluvia. Su rostro está pálido, una riada de recuerdos le arrastra hacia un gélido jardín de invierno. Sus pasos son lentos, inseguros... pisa cada charco que encuentra en su camino intentando que la humedad traspase su piel e impregne todo su ser. Encuentra un puente frente a él. Es el mismo puente donde los enamorados se vuelven beso álgido de sensaciones cuando la luna llena ronda por las inmediaciones de la noche. Se asoma desde la altura; abajo, una corriente de agua arrastra el pasado hacia el presente. Decide bajar hacia el futuro. Bajo el puente, apoya su espalda en una columna. Ve pasar una procesión de ondas refulgentes sobre la superficie del agua que discurre bajo su sombra. Ese fuir hipnotizante le produce una extraña somnolencia; y desde esa media vigilia confusa se sumerge en un profundo letargo. Un sueño vaporoso y subterráneo en el que se ve a sí mismo serpenteando desnudo entre simas y cimas que parecen gritarle que se dibuje unas alas y eche a volar. "¡Alas!" exclama como si acabara de descubrir el significado de esa palabra. Pero al mirar a sus lados, comprueba fascinado que sus brazos se han convertido en plumas de colores de papel y algodón. Entonces se lanza al vacío y deja que el abrazo del viento le lleve en volandas más allá de más allá del horizonte, hacia un bosque de esperanza y oro donde mariposas de arco iris y unicornios con alas danzan alrededor de pequeñas hogueras de fuego verde. Se deja ir. Se aproxima. Desciende. Pero los seres del bosque parecen no reparar en su presencia, le ignoran. Observa como de entre las llamas parece emanar una especie de néctar del que va surgiendo una resplandeciente masa corpórea. Un ente que se une a la danza embriagadora de unicornios y mariposas. Él quiere sumarse a la fiesta, unirse a ellos. ¡Es tan hermoso!¡Y esa figura surgida del vacío, tan cautivadora! Nacida de la nada. Libre de reglas y prejuicios. Quiere unirse, pero algo se lo impide. Alarga un ala. Pero el ala vuelve a ser brazo y las plumas de papeles de colores se han desprendido de él. Aún así, intenta tocar aquella forma maravillosa aunque sea desde la lejanía de su mente. Pero no llega. Se siente impotente. La hermosa danza se detiene. Los unicornios alados y mariposas de arco iris se esfuman, desaparecen. se evaporan como volutas de humo al ritmo que las hogueras se apagan. Pero la figura surgida de la nada sigue ahí. Quieta, etérea, mirando en silencio hacia él. "Ven, acércate...", parece susurrarle. No es una voz. Sencillamente es una caricia que escucha en su interior. Un beso posándose en los labios de su alma. Se acerca y al fin la consigue rozar con la yema de los dedos al mismo tiempo que ambos se convierten en verde brisa, verde esperanza, verde vida del mismo bosque...

Juanma - 24 - Octubre - 2014

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